LA CARPA

HISTORIA DE LA CARPA

La carpa común o europea (Cyprinus carpio) es un pez de agua dulce, emparentada con la carpa doradaa, con la cual puede incluso tener descendencia híbrida. Ha sido introducida en todos los continentes a excepción de la Antártida. Está incluida en la lista 100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo] de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

En varias partes de Europa la carpa común es muy popular en la pesca y existen cebos específicos para su captura.

 

 

Hábitat y distribución

Es nativa de cuerpos de aguas estancadas o lentas de las regiones templadas de Europa y Asia. Es un animal ubicuo, de fácil cultivo y posee la característica de ser ectotermo y euritermal. Es un animal muy resistente, capaz de vivir en aguas salobres con una temperatura entre 17 y 24 °C. En muchos lugares donde ha sido introducida se considera una amenaza para el ecosistema debido a su predilección por el sustrato vegetal de los fondos poco profundos, que sirve de alimento a numerosas especies animales.

Su alimentación consiste principalmente de plantas acuáticas aunque también puede comer artrópodos, zooplancton o incluso peces muertos si se presenta la ocasión.

Descripción

 

La carpa común puede llegar a medir 1,2 m de largo y hasta 40 Kg de peso, aunque normalmente mide en estado adulto de 60-90 cm, y su peso ronda los 9 Kg. Nada formando cardúmenes; es omnívora, y resistente a una gran variedad de condiciones climáticas. Se han dado casos de especímenes que han llegado a vivir 65 años. Los ejemplares salvajes son más pequeños y achatados que los domésticos.

Presenta una espina dorsal serrada característica y sus escamas son largas y finas. Los machos tienen la aleta ventral más larga que las hembras. El color y el tamaño es muy variable, especialmente en los ejemplares domésticos. Se han descrito tres subespecies basándose en los patrones que siguen las escamas:

  • C. carpio communis (carpa escamosa): Las escamas son concéntricas regulares.
  • C. carpio specularis (carpa espejo): Las escamas forman una hilera a ambos lados. El resto del cuerpo está desnudo.
  • C. carpio coiaceus (carpa de cuero): Pocas o ninguna escama en la espalda y piel muy fina.

Reproducción

Las carpas normalmente se mueven en grupos reducidos alrededor de los 5 individuos. La época de cría empieza en primavera y acaba a principios de verano. Prefieren aguas poco profundas con una densa cubierta vegetal. Las hembras depositan los huevos entre la maleza y el macho los fecunda externamente. Los huevos quedan fijados al sustrato hasta que eclosionan. Se estima que una hembra puede poner hasta un millón de huevos, aunque la media para una hembra adulta está en 300.000 huevos.

El tiempo que tardan en eclosionar está relacionado con la temperatura del agua. Con una buena incubación (agua a 30 °C) nacen a los tres días. Los neonatos no miden más de 6 mm y a los 8 mm ya ha desaparecido completamente la yema. Los machos normalmente alcanzan antes la madurez sexual que las hembras, aunque para ambos sexos ronda por los 4 años

LA CARPA EN ESPAÑA

Los primeros en introducir las carpas en Europa fueron los romanos y los griegos. En esta época las carpas fueron reproducidos en su forma original y se hicieron repoblaciones en muchos ríos y lagos de Europa con fines alimenticios, pero todavía no se puede hablar de una repoblación consciente y organizada. Posteriormente fueron los monjes de Europa central en la Edad Media, los que motivados por el frente de hambre que azotaba el continente, vieron en la carpa una auténtica fuente de alimentación, fácil de mantener y reproducir. Los monjes fueron los pioneros en llevar a cabo mediante métodos naturales de reproducción y selección de especímenes. Para rentabilizar todavía más la producción, primeramente se dedicaron a hacer una selección de las carpas más grandes. Cruzando siempre los ejemplares más grandes de cada puesta consiguieron aumentar el tamaño medio de la especie. Otro paso posterior (o simultaneo, según autores) fue seleccionar ejemplares con anomalías genéticas, para ser más concretos seleccionaban ejemplares con falta de escamas, volviendo a cruzar estos ejemplares centenares de veces y seleccionando siempre los ejemplares con menos escamas llegando prácticamente a ejemplares “desnudos”. El objetivo de todos estos cruces, que hoy en día llamaríamos manipulación genética, era conseguir carpas muy grandes con mucha carne y pocas escamas, más fáciles de limpiar. Durante toda la Edad Media fueron distribuidas por toda Europa y aunque parezca mentira, Inglaterra (la cuna del carpfishing ) fue el último país repoblado (1514 Leonard Mascal). Después de la Edad Media se produjo un gran parón hasta que a finales del siglo XIX comenzó lo que podríamos llamar revolución genética. Gracias a Mendel y a otros biólogos, los conocimientos genéticos evolucionaron mucho, así que no era necesario experimentar y esperar los resultados durante años. Los cruces y las fecundaciones pasaron a hacerse directamente en el laboratorio, pudiendo así realizar una selección más rápida y efectiva. En la actualidad se actúa directamente sobre el embrión, pudiendo elegir de antemano variedad, anatomía, sexo, etcétera.

En nuestro país nadie se molestó en hacer manipulaciones genéticas, simplemente fueron introducidas por los romanos en su forma original, lo que hoy en día denominamos “carpa salvaje”. Durante varios siglos, bien por la ayuda del hombre o por sí solas (riadas) fueron poblando toda la Península. Hasta principios del siglo pasado no tenemos constancia de que se hicieran repoblaciones, por lo menos oficialmente. Posteriormente entre los años 1920-30 se hicieron repoblaciones no oficiales, el origen y la genética de las mismas es desconocido. Entre los años 1953-1963 el Servicio Nacional de Pesca Fluvial y Caza llevó a cabo repoblaciones masivas de carpas royales en toda la Península Ibérica. Las carpas utilizadas en la repoblación provenían de una piscifactoría de Aranjuez que importó especímenes de Alemania y Holanda. Desde entonces hasta la fecha de hoy se ha continuado haciendo. En algunos embalses españoles todavía se pueden encontrar grandes poblaciones de estas carpas o por los menos ejemplares de cruces con carpa salvaje, que siguen manteniendo las características genéticas y se distinguen claramente de la carpa que pescamos habitualmente. Como habíamos mencionado anteriormente en el capítulo de genética, la tendencia es volver a sus orígenes, así que con el paso de las décadas los rasgos característicos de los ejemplares genéticamente manipulados van desapareciendo gradualmente, la velocidad de la desaparición de estos rasgos dependerá del número de veces que se hallan producido los cruces y de la pureza de los ejemplares originales.

LA CARPA EN LA ACTUALIDAD

Hoy en día casi todas las aguas peninsulares están pobladas por carpas.sólo en muy pocos lugares se pueden encontrar ejemplares puros, tanto de una variedad como de otra. En Europa no es extraño la captura de carpas de 25 kilos y hay bastantes embalses donde se pescan con regularidad carpas de 25 a 35 kilos. En España no es frecuente la captura de grandes ejemplares, pero sí podemos estar orgullosos de la abundancia de carpas entre los 5 y 10 kilos. La gran mayoría de los embalses y ríos están poblados por carpas comunes que no suelen superar los 13 kilos. La no abundancia de especímenes gigantes en gran medida es debida a la genética, pero también son culpables todos aquellos pescadores no deportivos, que se llevan los peces a su casa o pueblo para mostrarlos como trofeos. La mentalidad está cambiando y cada vez son más los pescadores deportivos que se dan por satisfechos con una buena foto y después devuelven el pez al agua, con la ilusión de poder capturarlo en el futuro con algunos kilos más.

CAPTURA Y SUELTA.

FACTORES CLIMATICOS

Otro factor que hay que tener muy en cuenta es el calor: cuando más calor hace la temperatura del agua sube y la actividad de la carpa aumenta. La carpa es de sangre fría y necesita el calor para estar activa. El factor mas positivo de España, es que disfrutamos de temperaturas altas casi todo el año, incluso en el interior de la Península. A principios de marzo los embalses del interior alcanzan una temperatura de 10º C (según los estudios realizados a partir de esta temperatura las carpas comienzan a estar activas). Evidentemente hay excepciones, nosotros hemos hecho capturas con temperaturas de 6º C e incluso se han conseguido capturas con menor temperatura, pero la verdad es que son casos poco frecuentes y muy difíciles. El aumento progresivo de la temperatura acelera el proceso de alimentación y de digestión hasta que se alcanzan temperaturas cercanas a los 25º C. A partir de este momento, cuanto más suba la temperatura, menor será la actividad. Las altas temperaturas provocan en la carpa un estado de inactividad debido a que el consumo energético es mayor que la cantidad de calorías que pueden obtener alimentándose. En estas situaciones, sobre todo en los meses de julio y agosto, la carpa permanece largas horas inactivas.

ENEMIGOS NATURALES

Las consecuencias negativas de temperaturas tan elevadas, es que las carpas se reproducen varias veces al año, provocando así una altísima densidad de peces. Con tantos peces el alimento se hace escaso y afecta negativamente en el crecimiento. El otro gran enemigo son las grandes sequías, que hacen bajar de tal forma el nivel y la calidad del agua que los peces terminan muriendo por asfixia o el embalse acaba secándose completamente.